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miércoles, 2 de noviembre de 2011

¡ETIQUETAS NO!

En muchas ocasiones cometemos la imprudencia (o la fea costumbre) de etiquetar a los niños por algunas de sus actitudes o reacciones. Cuantas veces hemos oído eso de "que malo es este niño" o "uf, este niño es hiperactivo, no para un minuto sentado", o " no hace caso nunca, es un rebelde"...por no hablar de calificativos como "malo", "pegón", "madrero", "retador", ·despistado"....en fin, en muchas ocasiones, calificamos a los niños porque probablemente, no están respondiendo como nosotros esperábamos de ellos. Pero ¿qué es lo que esperamos de ellos? ¿esperamos que se comproten como niños o como adultos? ¿nos hemos planteado realmente si lo que entendemos como "comportamiento normal" realmente lo es o repetimos conductas por inercia? ¿estamos educando a nuestros hijos de una manera responsable y meditada o nos dejamos llevar por lo que vemos alrededor y por lo que "se ha hecho toda la vida"? (Hace muchos años se ataba a los niños zurdos la mano a la espalda para que no la usaran y manejaran la derecha. Por suerte ahora sabemos que eso es una aberración y que no debemos hacerlo.)  Y nosotros, ¿respondemos siempre como ellos esperan?. Quizás muchas veces estamos confundiendo determinadas actitudes (que nos parecen negativas) con rasgos propios de las conductas de los niños/as. Es absolutamente normal que un niño/a juegue, salte, corra, grite (en ocasiones), tenga sentimientos de ira, de odio o de frustración o simplemente tenga el pensamiento en otro lugar porque no le interesa lo que le estamos contando.... Ya sabemos que muchas de estas actitudes en ocasiones no son "políticamente correctas" y es nuestra labor educarles y enseñarles cuál es la forma correcta de canalizarlas...Debemos mostrarles que esa manera de actuar no es la correcta, los motivos que justifican esa idea y sobre todo, mostrar el camino correcto. De nada sirve reñir a un niño por algo que ha hecho "mal" (ya digo que antes deberíamos plantearnos si realmente eso esta "mal" hecho) si después no le mostramos la opción buena...Los niños/as no se portan mal con esa intención. La mayoría de las ocasiones se trata de una cuestión de ignorancia, es decir, ellos no entienden o no saben por qué eso esta mal hecho. Y encima, muchas veces están mas confundidos aun porque esas mismas acciones las ven en sus adultos de referencia y son tomadas por los demás como validas! Por ejemplo, ¿como podemos enfadarnos con un niño/a y gritarle a la cara que haga el favor de dejar de gritar mientras juega? ¿cómo podemos corregir la conducta de un niño que ha pegado en el parque a otro amigo, si nuestra reacción ante esto es darle un azote? No es coherente decirle a un niño: "toma! (azote) por pegar!"
Empecemos a plantearnos si los niveles de exigencia que tenemos con ellos son los adecuados a su edad y su desarrollo madurativo. Y deberíamos plantearnos también si lo que ellos ven en nosotros es lo que nosotros queremos ver en ellos...Los niños aprenden lo que ven en nosotros, no lo que les decimos que hagan.

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